El funcionamiento de los equipos de granallado, se basa en el golpeo con bolas metálicas (granalla) sobre el pavimento. Una turbina lanza la granalla contra el pavimento, automáticamente por rebote y mediante aspiración, la máquina recupera las bolas expulsadas para reutilizarlas y el polvo es recogido por el aspirador, con lo que no produce polvo y no deja residuos en el pavimento.
Estos modelos de máquinas granalladoras abren muy bien el poro y aseguran un buen anclaje de los recubrimientos posteriores.