El tratamiento con pulidoras con diamante es el más habitual debido a que es el más versátil. Este sistema desgasta la superficie del pavimento en lugar de golpearla como haría una fresadora.
Al usar este sistema de diamantado conseguimos no desmembrar el hormigón. Con diferentes tipos de granulometría se puede conseguir desde un gran desbaste muy rallado, a una apertura de poro muy fina, o incluso un pulido del pavimento, siempre dependiendo del acabado para la posterior aplicación.